En España, actualmente, cerca de dos millones de personas sufren disfagia y muchos de estos pacientes acaban con una importante desnutrición por el hecho de no recibir una dieta adaptada. Esto se debe al desconocimiento que existe sobre esta enfermedad, que solo se diagnostica y se trata en el 10% de los casos.
La falta de detección y de conocimientos sobre la enfermedad hace que, muchas veces, no se actúe y no se modifique la consistencia de los alimentos y bebidas que debe tomar el enfermo. El Dr. Pere Clavé, Presidente de la European Society for Swallowing Disorders (ESSD), Secretario de la Fundación de Investigación en Gastroenterología (FUREGA) y Director de Investigación del Consorcio Sanitario del Maresme, ha destacado la importancia de este hecho, ya que "uno de los principales problemas de estos pacientes es la desnutrición y deshidratación. El enfermo deja de comer o bien porque no puede, al no tener la comida la textura y la viscosidad adecuadas, o bien porque pierde el interés porque los platos son repetitivos y poco sabrosos”. El Dr. Clavé también ha añadido que "en algunos pacientes, los alimentos de textura no adecuada pueden ser aspirados y pasar a los pulmones, causando neumonías aspirativas, que tienen una mortalidad de más del 50%".
La triple adaptación de la dieta (adaptación de viscosidad y textura, adaptación de aporte calórico y proteico y adaptación organoléptica) y la correcta alimentación de las personas mayores será uno de los principales temas a tratar en el 1er Congreso Mundial de Disfagia que se celebrará en Barcelona del 21 al 23 de septiembre y que reunirá a más de 1.000 profesionales de Europa, EEUU y Japón, áreas geográficas donde se encuentran las comunidades científicas especialistas en esta enfermedad. El congreso está organizado por la European Society for Swallowing Disorders (ESSD) y reunirá por primera vez a los máximos especialistas en la materia para compartir experiencias profesionales y tratar otros temas como las herramientas de diagnóstico y procedimiento, la economía de la salud en la disfagia i la epidemiologia y los nuevos tratamiento.
En este congreso, presentado hoy, se tratará de consensuar unas líneas de actuación y estandarizar unos procedimientos sobre la adaptación de las dietas y las necesidades nutricionales específicas de los enfermos de disfagia. Para ayudar a que esta alimentación sea también gastronómicamente atractiva y bien aceptada por el enfermo, los prestigiosos chefs Carme Ruscalleda y Fermí Puig han participado en la presentación y estarán en el congreso destacando la importancia de que vista, olfato y gusto trabajen juntos para conseguir que los platos no sólo cubran las necesidades proteicas y energéticas o sean seguros, sino que también sean atractivos y proporcionen placer al paciente.
Este 1er Congreso Mundial, que estará precedido por el 7º Congreso Europeo celebrado la misma semana, cuenta también con un espacio abierto a la participación de la población (principalmente pacientes y familiares) en el que se realizarán talleres de cocina de forma gratuita. Estos talleres, organizados con la colaboración de la Fundación Alicia y Gastronomía Nutricional (GAN), tendrán lugar los días 21, 22 y 23, de 11 a 12.30h, en el mismo Palacio de Congresos. El día 21 participará Carme Ruscalleda y el 23, Fermí Puig. Este punto de encuentro para enfermos, familiares y cuidadores está organizado por FUREGA y la ESSD, y para poder participar sólo hay que inscribirse en: http://furega.com/disfagia/tallerscongres/
La Disfagia Orofaríngea (DO) es una alteración asociada a la dificultad o molestia al deglutir (tragar) y que puede ocasionar graves complicaciones nutricionales y respiratorias a los pacientes. Se da en personas que han sufrido un ictus (más del 45%) y en personas que padecen enfermedades neurológicas progresivas como Parkinson, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), demencia o distrofia muscular. Es una enfermedad frecuente en la tercera edad, ya que la padecen más del 25% de personas de más de 70 años que viven en su domicilio, el 50% de lo que están hospitalizados y hasta el 60% de los ancianos que viven en residencias geriátricas.
