Como cada verano incrementan de forma importante las visitas a urgencias de pediatría por lesiones en la piel provocadas por picaduras de insectos. La aparición de mosquitos, abejas y avispas, sumado a las altas temperaturas, a que los niños pasan más tiempo al aire libre y a que la ropa que utilizan es ligera, hacen que el riesgo de sufrir picaduras aumente.
En general, las picaduras no son un problema de salud grave pero sí muy molesto para los niños y alarmante para los padres.
“¿Qué insecto le ha picado?”, según explica la doctora Pilar Camacho Conde, coordinadora del servicio de urgencias pediátricas del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, “es la pregunta más habitual de los padres en la consulta, pero no es fácil de contestar porque, aunque a veces las características de la picadura o su localización dan alguna pista, no siempre es así”.
“Los insectos que actúan con más frecuencia en los niños son los mosquitos y los más peligrosos, las avispas y abejas”, asegura la experta. “El tipo de reacción de un niño ante una picadura va a depender de la sensibilidad que tenga al veneno del insecto”.
Para prevenir picaduras de insectos, especialmente de mosquitos, existen cremas, pulseras, repelentes y productos naturales, como el aceite de citronela, que deben usarse con regularidad. También es eficaz utilizar ropa de colores claros y no usar productos de higiene perfumados.
“La mayoría de las picaduras solo dan lugar a reacciones locales leves pese a que las lesiones de la cara, y principalmente las de los párpados, son muy llamativas por la deformidad que provocan”, aclara la doctora. Sin embargo, “suelen ir acompañadas de picor, dolor, envejecimiento de la piel, hinchazón y, en algunas ocasiones, de reacciones alérgicas; estas sí son de mayor importancia”.
Consejos de la especialista de cómo actuar ante una picadura
- Mantener la calma.
- Lavar la zona con agua fría.
- Usar algún antiinflamatorio (paracetamol, ibuprofeno, etc.) para rebajar el dolor y la inflamación.
- Usar antihistamínicos para reducir el picor. Los antihistamínicos orales son muy útiles ya que, al disminuir el picor, reducen el rascado y el riesgo de infecciones. No deben usarse antihistamínicos en crema en los niños.
Más allá de estos cuidados básicos “los padres deberán consultar con el pediatra, que valorará la lesión, sus posibles complicaciones y les ayudará a entender la diferencia entre una reacción típica habitual y una verdadera reacción alérgica”, concluye.