Picor, picor y más picor es la principal seña de identidad de esta enfermedad benigna, pero muy molesta, que además de este síntoma provoca sequedad e hipersensibilidad en la piel, de forma que ésta enrojece, se inflama, se irrita y descama con facilidad. Por eso, los peques que la padecen suelen rascarse para mitigar el prurito.
Los niños con dermatitis atópica tienen alterado el sistema inmunológico de la piel y el manto lipídico que la recubre y la protege de la deshidratación y las agresiones externas. Por eso hay que evitar “todo aquello que erosione la barrera protectora y el equilibrio propio de la piel como lanas, jabones, detergentes, sustancias químicas (conservantes, aditivos, excipientes) de los productos tópicos o cosméticos”, explica Charo Martín, matrona oficial de Weleda España.
Claves para el baño y la higiene de los más pequeños
“Es preferible el baño a la ducha, ya que suaviza, relaja y aporta flexibilidad a la piel, siempre con agua templada y nunca más de 10 minutos; enjabonar con la mano, sin esponja, para evitar la fricción; utilizar jabones suaves, de origen natural y sin sulfatos ni tensioactivos químicos; secar sin frotar, y con la piel ligeramente húmeda aplicar un suave cuidado hidratante que alivie y nutra profundamente, porque la clave es que la piel mantenga la máxima hidratación posible”, explica Charo Martín.
La Línea Weleda Bebé Derma con Malva Blanca no contiene aceites esenciales, es sin perfume (la suave y pasiva fragancia se logra mediante el uso del aceite de coco bio), está testada dermatológicamente para pieles atópicas y sus ingredientes tienen propiedades específicas para reducir el picor y la rojez, calmar, aliviar e hidratar la piel reseca y “rota” protegiéndola frente a estímulos externos para evitar así que se irrite.