El estudio ha comparado a personas que practicaban ejercicio moderado de forma regular con otras sedentarias. Durante el período de tiempo estudiado, los investigadores de la Universidad de Glasgow observaron una reducción de la incidencia de cáncer en el 45% y de enfermedades del corazón de un 46% entre las personas que utilizaban la bici diariamente para ir a trabajar.
Aunque el modo en el que ha sido realizado el estudio no permite determinar una causa-efecto directa, los científicos sí apuntan como posibles razones en la reducción del riesgo de contraer cáncer y enfermedades del corazón que los ciclistas estaban más delgados y presentaban niveles mucho menores de inflamación en el cuerpo respecto al grupo sedentario.
En relación a las conclusiones de este estudio, Patricia Guzmán, coach personal y creadora de un método pionero en España para adelgazar basado en la motivación y el amor propio llamado el “Método Ancla”, asegura que “este estudio significa una inédita y gran aportación a los beneficios del ejercicio de baja intensidad, cuya finalidad no es quemar calorías y bajar peso”.
Para Guzmán, una de las ventajas de ir en bici al trabajo o caminar es que no implican un sacrificio y pueden representar una gran forma de sentirse bien con el propio cuerpo: “Lo fundamental es que sea una experiencia gratificante pues, de no ser así, puede crear una respuesta de estrés psicológico. Esta respuesta de estrés psicológico produce un aumento de cortisol e insulina, provocando que el cuerpo almacene grasa y no construya músculo”, añade.