El medicamento es uno de los bienes más valiosos que tienen las sociedades modernas. Es esencial para la salud y la calidad de vida de las personas, ya que cura enfermedades, las controla o reduce los síntomas y mejora las condiciones de vida de los pacientes. Pero los beneficios de la innovación biomédica se extienden más allá de la salud de los pacientes a los que se dirigen: los medicamentos benefician a la sociedad en su conjunto, porque potencian la eficacia y eficiencia del sistema sanitario, permiten una mayor productividad laboral y generan una importante contribución a la economía nacional.
Ésta es la principal conclusión del informe El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021, realizado por la Fundación Weber, especialista en Economía de la Salud, con el apoyo de Farmaindustria y que ha sido presentado este miércoles, de forma telemática, en un encuentro en el que han participado economistas y representantes del colectivo médico, de asociaciones de pacientes y de compañías farmacéuticas. La presentación del informe ha corrido a cargo del presidente de la Fundación Weber, Álvaro Hidalgo.
El informe es resultado de una exhaustiva revisión de la literatura científica desde 2018 –cuando se publicó la primera edición del documento-, que permite consolidar el mensaje de que la utilización de medicamentos innovadores más eficaces que los anteriores puede redundar en un ahorro de costes, públicos y privados, sanitarios y no sanitarios y directos e indirectos, lo que permite liberar recursos para otros usos, mejorando la eficiencia del sistema sanitario, impulsando el crecimiento económico y redundando en múltiples beneficios desde una perspectiva social.
“Tres años después de que saliera a la luz el primer informe, se hace necesario publicar esta actualización, con el objetivo de revisar los datos más recientes, recopilar nueva evidencia y repasar experiencias de éxito novedosas”, ha aseverado Hidalgo.
En este sentido, ha destacado que el efecto compensación de los nuevos medicamentos se 1 ha producido en la mayor parte de países desarrollados, incluyendo España, y parece ser mayor a largo que a corto plazo. Distintos estudios estiman que “cada unidad adicional de gasto farmacéutico ha generado un ahorro neto de gasto directo sanitario entre 2,3 y 7,2 veces mayor. En general, los medicamentos son terapias coste-efectivas, por lo que se trataría de intervenciones eficientes en las que merece la pena invertir”, ha subrayado el presidente de la Fundación Weber.
En la misma línea se ha pronunciado el presidente de Farmaindustria, Juan López-Belmonte, que ha clausurado el acto: “Este documento muestra, mediante la evidencia científica, que la innovación en medicamentos no es un gasto, sino una inversión; una inversión con retornos medibles desde la triple perspectiva sanitaria, económica y social”.