Han sido días de relajarse, cocinar con ingredientes que muchas veces no están en nuestra dieta de forma habitual, aumentar las cantidades de comida, más desorden en los horarios, e ingerir bebidas alcohólicas. Enero y febrero son meses perfectos para consumir productos naturales saludables.
Entre las frutas: Limón, Mandarina, Manzana, Naranja, Plátano, Pomelo, Caqui, Chirimoya, Fresa, Fresón, Kiwi y Piña.
Entre las verduras: la alcachofa y los guisantes son estrellas invernales, junto a la variedad de coles, las espinacas, las acelgas (escasamente nutritivas, pero con apenas calorías), y todas aquellas que son perfectas para un buen caldo (por eso precisamente son de invierno): nabo, puerro, zanahoria, cebolla, rábano Daikon - para depurar y descongestionar el hígado - y setas tipo Portobello o Shiitaque - para aportar una gran cantidad de proteína vegetal, fibra y minerales. También podemos acompañar el plato principal del día con algas, como la kombu y la wakame, que nos ayuda a desintoxicar el cuerpo de excesos y metales pesados.
Si se trata de proteína animal, tan presente en la mayoría de platos navideños, se puede reducir su consumo a productos del día una vez por semana o bien ir a carnes blancas, más magras y de mejor digestión y combinación hasta dos o tres veces por semana. Por otro lado, siempre es una opción optar por pescado fresco y de proximidad. Las infusiones y los caldos limpiadores (apio y cebolla) ayudarán a acelerar el proceso. La única precaución es tener siempre un plátano en el frutero, agua de coco o agua de mar isotónica, porque al acelerar el proceso corremos el riesgo de perder potasio, algo que siempre avisa en forma de mareo o falta de tono muscular. Un plátano es la solución inmediata para que el potasio recupere sus niveles.