Desde hace décadas se conoce que las bacterias no son únicamente unos microorganismos patógenos capaces de causar una enfermedad, sino que sus funciones van mucho más allá, aportando beneficios al ser humano. De hecho, las bacterias, junto con otros microorganismos, son una parte indispensable de nuestro microbioma, concepto que ha ido adquiriendo mayor importancia en los últimos años1. Actualmente, se sabe que la disbiosis o desequilibrio de la microbiota se ha asociado con más de un centenar de enfermedades, aunque, en la actualidad, desconocemos si es una causa o una consecuencia de ello2,3. En este sentido, la modulación de la microbiota con el empleo de probióticos, prebióticos y simbióticos, la homeostasis entre el organismo y los microorganismos, puede ser beneficiosa dentro del binomio salud/enfermedad.