Salud ginecológica y bienestar de la mujer

De la misma manera que cuidamos las partes externas del cuerpo, también es importante hacerlo con las partes más íntimas. En concreto, mantener una buena salud vaginal es crucial en la mujer para conservar la funcionalidad de la misma. Ésta forma parte del aparato genital femenino, es un ecosistema dinámico que va cambiando durante el propio ciclo vital de la mujer, desde el nacimiento hasta la postmenopausia. Los cambios y desequilibrios hormonales alteran las condiciones de humedad y pH de la misma.

Recomendación por Catalina Yeh Lu, farmacéutica comunitaria, con el título "Salud ginecológica y bienestar de la mujer", publicado en Farmaventas 167.

Así que, mantener un buen ecosistema vaginal (equilibrio entre los microorganismos que lo componen y el ambiente que los hospeda) ayuda a prevenir trastornos vaginales, como infecciones, sensación de sequedad, disfunciones sexuales, etc.

Fisiología del área vulvovaginal según la edad

Durante la edad fértil y bajo la influencia de los estrógenos, el epitelio de la vagina produce glucógeno, que se degrada por la acción de lactobacilos a glucosa y finalmente a ácido láctico. Por efecto de este último, se mantiene un pH ácido en la zona (entre 3,5 y 4,5). Si se eleva el pH, se eleva también el riesgo de infección tanto bacteriana como fúngica.

Cada etapa en la vida de la mujer se caracteriza por un pH vaginal específico, una flora vaginal determinada, niveles de glucógeno distintos y un engrosamiento del epitelio diferente.

Dependiendo de la etapa de la vida, las características del área vulvovaginal  pueden variar:

Infancia

La zona genital femenina en la infancia se caracteriza por:

Ausencia hormonal, falta de producción de estrógenos.

Fragilidad de la mucosa genital, la piel de la vulva es más delgada.

El pH es neutro (7).

Ausencia de vello en el pubis y menor desarrollo de labios menores.

Distancia corta entre vagina y ano.

 

Debido a estas características, el desarrollo de vulvovaginitis es más frecuente en la infancia y la premenarquía, presentándose un enrojecimiento de la vulva y una sensación continua de picor o escozor. Por ello, es muy importante educar en un buen hábito de limpieza de la zona genital, siempre desde la zona delantera hacia la trasera, utilizando un jabón suave que respete la flora vaginal.

Pubertad y edad adulta

La zona genital en esta etapa se caracteriza por:

Producción de estrógenos.

Engrosamiento de la mucosa.

Las células vaginales aumentan el depósito de glucógeno que acidifican el pH, que oscila entre 3,5 y 4,5.

Desarrollo de la flora protectora, principalmente lactobacilos, que protege la zona vaginal de posibles infecciones.

Embarazo

Durante esta etapa se observa:

Un aumento considerable de los niveles de estrógenos.

Un engrosamiento más pronunciado del
epitelio.

El pH oscila entre 3,5 y 4,5. 

Un aumento de las secreciones vaginales, por lo que hay que extremar las medidas higiénicas para evitar posibles infecciones.

Menopausia

Con la edad en la mujer se observa:

Ausencia hormonal y ausencia de flora.

Fragilidad de la mucosa genital y menor grosor del epitelio.

Las células vaginales producen menor cantidad de glucógeno, por lo que el pH se alcaliniza oscilando entre 6 y 7. 

Una disminución de la protección de la zona vaginal, de manera que es más sensible a infecciones e irritaciones.

 

Tras la menopausia, al cesar la función ovárica y disminuir de forma marcada los niveles de estrógenos, un porcentaje elevado de mujeres sufre sequedad vaginal. Es este otro problema habitual que produce malestar, picores, irritación y dolor en las relaciones sexuales.

Higiene íntima

La zona genital  femenina tiene unas características específicas que requieren unos cuidados determinados. Incluye tanto la adopción de hábitos higiénicos como el uso de productos adecuados que puedan ser aplicados de forma segura y eficaz. Una higiene adecuada mantiene la barrera protectora natural, y nos protege de alteraciones de la flora vaginal, que pueden causar infecciones, irritaciones y sensaciones molestas.

La zona íntima tiene un pH que ayuda a mantener en equilibrio  a los microorganismos que habitan de forma natural en ella y que son conocidos como microbiota vaginal normal. Los microorganismos más abundantes y más beneficiosos son los Lactobacillus, que se encargan de proteger la vagina de las agresiones. El pH vaginal oscila entre 3,5 y 4,5, el vulvar es un poco menos ácido, mientras que el pH de la piel que recubre todo el cuerpo es casi neutro (en torno a 6). Es esta diferencia en el pH que hace desaconsejable utilizar un mismo producto para todo el cuerpo.

Desde la farmacia comunitaria se valorará cada caso y se recomendará aquel producto más adecuado para cada etapa de la vida de la mujer. Así, durante la infancia y la menopausia, etapas en las que el pH es neutro, son recomendables geles limpiadores con pH neutro, mientras que durante el embarazo, pubertad y edad adulta, donde el pH es ácido, recomendaremos geles limpiadores suaves que respeten ese pH ácido.

Características de los jabones para la higiene íntima

Los syndets, habitualmente empleados para formular los jabones íntimos específicos, son detergentes sintéticos especialmente suaves y eficaces en medio ácido, a diferencia de los jabones clásicos, de por sí bastante alcalinos.

Para realizar una higiene íntima adecuada es suficiente lavar la zona con agua y un jabón suave específico para tal fin. El lavado de la zona debe incluir la vulva, los labios mayores y menores y el clítoris.

Las principales características de un jabón íntimo son:

Moléculas lavantes extra suaves que ejerzan una acción limpiadora nada agresiva para la mucosa vaginal.

pH fisiológico para que no altere el pH vaginal.

Sin perfumes ni colorantes para evitar irritaciones o posibles reacciones alérgicas.

Los activos más utilizados en las formulaciones de jabones íntimos son:

Bisabolol: Tiene propiedades antiinflamatorias y calmantes. 

Ácido láctico: Es un hidratante natural restaurador de la capa protectora que recubre la piel genital y que además mantiene el pH ácido de la zona favoreciendo la acción antiséptica.

Cocamidopropyl betaine: Es un tensioactivo muy utilizado en la formulación de jabones íntimos por su buena tolerancia y escasa irritabilidad.

Ácido cetoglutárico: Tiene propiedades desodorizantes además de capacidad antioxidante, ya que inhibe los radicales amino del amonio y de la urea.

Extracto de plantas: Thymus vulgaris, con acción antibacteriana y antimicótica; Salvia officinalis, compuesta por picrosalvina con propiedades bactericidas y por salviol; Glycine soya extract, contiene isoflavonas cuya estructura molecular es similar a la de los estrógenos, se emplea en jabones indicados para mujeres en la etapa de menopausia.

Consejos farmacéuticos en higiene íntima

Desde la farmacia comunitaria podemos recomendar ciertos hábitos con la finalidad de mantener un buen estado de la zona íntima femenina:

Evitar la ropa ajustada: es preferible ropa holgada, para favorecer la transpiración de la zona y evitar rozaduras.

Utilizar ropa íntima de algodón. Los materiales sintéticos mantienen el calor y la humedad y favorecen la proliferación de microorganismos.

Lavar la zona íntima con jabones específicos que no alteren el pH de la mucosa y hacerlo desde delante hacia atrás, así evitaremos el contacto de los gérmenes con la vagina.

Secar muy bien la zona genital para evitar la humedad.

No utilizar duchas vaginales ni antisépticos locales, ya que alteran la flora natural protectora favoreciendo posibles infecciones vaginales.

Usar preferiblemente la mano para lavar la zona vaginal. Las esponjas destinadas a la limpieza genital suelen permanecer húmedas y acumulan suciedad y microorganismos, además pueden causar rozaduras o irritaciones.

No utilizar desodorantes íntimos u otros cosméticos que pueden ser la causa de irritaciones, molestias y modificaciones en el pH local.

Es aconsejable limpiar la zona genital antes y después de mantener relaciones sexuales, ya que éstas pueden alterar el pH vaginal.

Cuando se tomen antibióticos deberá prestarse especial atención a la higiene de la zona genital, ya que estos medicamentos pueden alterar la flora vaginal y favorecer una posible infección.

Extremar la higiene íntima y realizar lavados frecuentes en el caso de sufrir incontinencia urinaria o fecal.

Alteraciones y molestias más comunes

El flujo vaginal y la microbiota vaginales son dos factores fundamentales para la salud vaginal. El hecho de tener cierta cantidad de flujo vaginal es normal, especialmente si se está en edad fértil, siendo la ovulación, el embarazo y la actividad sexual las situaciones más importantes en las que puede aumentar la cantidad de flujo. La secreción normal de la vagina es clara, viscosa, sin olor. Y cuando cambia súbitamente de color, olor o consistencia o aumenta o disminuye en cantidad de forma significativa, puede ser indicio de una infección, entre las que destacan la vaginosis bacteriana  o la candidiasis vaginal.

Una alteración en la microbiota o el pH o cambios en el estado hormonal de la mujer pueden desencadenar la aparición de molestias e infecciones.

Sequedad

Qué es la sequedad vaginal?

Es una disminución del fluido/moco que lubrica la vagina y la vulva. Este fluido se segrega en distinta cantidad según el momento del ciclo menstrual y por acción de los estímulos sexuales. La causa más frecuente de la sequedad es la falta de estrógenos, más del 50% de las mujeres en etapa menopáusica presentan sequedad vaginal debido a la disminución de la producción de estrógenos. Otras causas de sequedad pueden ser: embarazo, postparto y lactancia, ciertas enfermedades metabólicas (diabetes), dermatitis de contacto o alérgica, medicamentos (anticonceptivos o fármacos utilizados para el tratamiento del cáncer de mama, ovario o de útero), estrés (genera un aumento de cortisol que a su vez produce un desequilibrio en la secreción de hormonas sexuales, entre ellas los estrógenos), ciertos hábitos (excesivo uso de jabones, lociones e irrigadores vaginales).

Síntomas

Dolor durante las relaciones sexuales o dispareunia.

Ardor al orinar, irritación, dolor, sensación de picazón y tirantez.

Poco flujo o casi nulo.

Sensibilidad e inflamación de la zona vaginal.

Tratamiento

La sequedad vaginal mejora con la aplicación de hidratantes vaginales tópicos no hormonales y lubricantes, que aparte de hidratar la zona vaginal, favorecen la flexibilidad y la elasticidad de la mucosa. Es preferible que tengan base acuosa, es decir que sean solubles en agua, para ayudar a la hidratación y que sean compatibles con el uso de preservativos. Se aconsejan las formulaciones en forma de gel, de fácil aplicación y que mantengan su eficacia en la zona durante bastante tiempo. Los lubricantes se diferencian según la zona donde van a ser aplicados: los externos, se utilizan en la zona vulvar y los internos, se aplican en la zona interna vaginal. No deben contener ni esencias ni sabores, ya que éstos pueden producir irritaciones en el área genital.

En el caso de sequedades severas y síntomas intensos, se aconseja acudir al ginecólogo para que éste prescriba  otros tratamientos como terapia hormonal de uso tópico.

Prevención

Desde la farmacia comunitaria podemos recomendar: 

La crema lubricante más adecuada para reducir los síntomas leves de sequedad. Para ello, es importante conocer la causa principal de este problema y así decidir qué activos son los más idóneos en cada caso.

Es suficiente lavar los genitales externos con agua y un jabón suave y específico para esa zona una vez al día. Evitar otros productos como lociones o irrigaciones que pueden ser innecesarios y perjudiciales.

Según los síntomas y necesidades, hay productos lubricantes indicados para la zona genital más externa y otros para la zona interna.

Vaginosis bacteriana

¿Qué es la vaginosis bacteriana? 

Es una infección causada por la alteración del equilibrio de la microbiota normal de la vagina que aparece cuando hay un crecimiento excesivo de bacterias como Gardnerella vaginalis y Bacteroides spp. y disminuye el número de lactobacilos protectores. Se trata de una de las infecciones vaginales más frecuentes de la mujer en la edad fértil. 

Síntomas 

La mayoría de los casos se presentan de manera asintomática y es muy frecuente confundirla con una candidiasis. Sin embargo, ambas infecciones presentan síntomas diferentes. Cuando aparecen síntomas, los más frecuentes son: 

Secreción vaginal poco viscosa, blanca o grisácea.

Secreción vaginal de olor desagradable (fuerte olor a pescado).

Flujo vaginal débil (no espeso) y acuoso.

Picores externos. No son frecuentes el prurito, enrojecimiento e hinchazón.

Tratamiento

La vaginosis bacteriana se trata con antibióticos por:

Vía tópica vaginal (Clindamicina en crema al 2% cada 24 horas durante 7 días o Metronidazol gel 0.75% cada 24 horas durante 5 días o Metronidazol 500 mg comprimido vaginal cada 24 horas durante 5 días) 

Vía oral (Metronidazol 2g en dosis única o de 500mg cada 12 horas durante 5 días o Clindamicina 300 mg cada 12 horas durante 7 días). 

Las vaginosis en mujeres embarazadas se asocian con un riesgo de parto prematuro y complicaciones, por lo que es importante su detección y tratamiento.  En este caso, el tratamiento recomendado es la vía vaginal.

Prevención

Algunas de las recomendaciones para prevenir la aparición de vaginosis pueden consistir en reducir la irritación de la zona evitando jabones agresivos o productos tópicos con perfumes que no respeten el pH natural de la zona, evitar las duchas vaginales que alteran el equilibrio de la microbiota, utilizar preservativos y limitar el número de parejas. La toma de probióticos puede contribuir a mejorar la salud vaginal, ya que ayudan a mantener el equilibrio bacteriano. Un ejemplo de ellos son aquellos que incluyen cepas probióticas específicas frente a Gadnerella vaginalis y también prebióticos, que son específicos para el desarrollo y crecimiento de lactobacilos.

Candidiasis

¿Qué es la Candidiasis?

Es una infección vaginal común por hongos provocada por una levadura llamada Candida Albicans, que puede aumentar cuando el sistema inmunitario está debilitado o cuando hay un desequilibrio de la microbiota vaginal. Es la causa más frecuente de infecciones fúngicas vaginales en la mujer en edad fértil.

Puede estar causada por: toma de antibióticos, sistema inmune deficiente, altos niveles de estrógenos como embarazo, toma de anticonceptivos, diabetes mal controlada.

Síntomas

Pueden ser desde casi inexistentes hasta importantes:

Picor y escozor en la zona íntima.

Dolor e irritación de la zona vaginal y vulvar.

Sensación de ardor o quemazón al orinar.

Secreción vaginal espesa, blanca y sin olor.

Inflamación y tumefacción de la vulva.

Tratamiento

El tratamiento puede ser tópico o vía oral.

Tópico: El tratamiento consiste en la aplicación  vía vaginal de pomadas u óvulos con antifúngicos como el Clotrimazol.

Vía oral: Suele prescribirse Fluconazol (dosis única de 150 mg o 50 mg/24 horas durante 7 días) o Itraconazol (200mg/12 horas durante 3 días).

El tratamiento coadyuvante con combinaciones específicas de probióticos ayuda a recuperar la microbiota normal de la zona y reducir la infección y el riesgo de recidiva.

Prevención

El uso de probióticos de las cepas Lactobacillus puede resultar un eficaz preventivo, especialmente cuando se toman antibióticos. Un ejemplo de éstos, son los comprimidos vaginales que combinan cepas probióticas con ingredientes naturales que impiden la adhesión de la cándida a la mucosa vaginal e inhiben su propagación. Asimismo, se debe recomendar mantener una higiene íntima adecuada, limpiar la zona siempre de delante hacia atrás, utilizar ropa interior de tejidos transpirables y cambiarla después de hacer ejercicio.

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