Los factores de riesgo cardiovasculares son los que se asocian a una mayor probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular. Para poder prevenir el riesgo de padecer un problema de este tipo “tenemos que evaluar el riesgo individual e intentar anticiparnos mediante tratamientos específicos y personalizados”, explica Pedro Soriano, enfermero y experto en comunicación del paciente digital, más conocido en redes sociales como Enfermero en Red.
Hoy en día, la comunicación e interacción que tenemos con nuestros profesionales de la salud respecto a la enfermedad cardiovascular es un gran desafío. El enfoque de un correcto tratamiento dependerá de las preferencias personales, el nivel de comprensión individual, y/o factores emocionales como el miedo o el optimismo e incluso, el estilo de vida del paciente.
Por eso, comenta Enfermero en Red, “es importante que investiguemos si los pacientes entienden su riesgo cardiovascular y la importancia de la reducción del mismo. Explicar claramente los pros y los contras de cada indicación para que se comprenda la importancia de la reducción anticipada de los riesgos, es clave para lograr que los pacientes empiecen a cuidarse”.
Adoptar un nuevo estilo de vida no es fácil. Por un lado, dependerá de factores cognitivos, emocionales, del impacto de un diagnóstico o síntomas e incluso del nivel educativo o socioeconómico de cada persona. Los pacientes deben conocer la gravedad de la enfermedad cardiovascular de forma anticipada y las consecuencias de no llevar un estilo de vida saludable. Pero también juegan un papel importante, apunta Soriano, “las estrategias de comunicación que tenga el profesional sanitario para conseguir nuestros objetivos. Entenderse será crucial para la toma de decisiones compartida”.
Las palabras nunca son neutrales. La forma en la que se dicen las cosas o los gestos y las expresiones que se utilizan, son algunas de las claves principales para que la persona siga el tratamiento indicado, comprenda cuál es la situación de su salud y la de su familia, y pueda tomar decisiones informadas sobre cómo cuidarse. La comunicación y la salud son dos prácticas que deben estar unidas y, que involucran el derecho a la información ligado a la accesibilidad al servicio de salud, por ello, “es importante formarse y encontrar puntos que ayuden y motiven a los pacientes. En definitiva, la comunicación es parte del proceso de atención y cuidado del paciente”, concluye.
Mejorar la motivación del paciente
- Dar a conocer la gravedad de forma anticipada y las consecuencias de no llevar un estilo de vida saludable.
- Sesiones de consulta incluyendo a un familiar o amigo, especialmente para personas de edad avanzada.
- Priorizar en estrategias de comunicación efectivas y afectivas. Saludar, escuchar atentamente, explorar emociones y mantener un buen feedback para asegurarnos de que hay un entendimiento.
- Adecuar la información a un lenguaje accesible y adecuado, diferenciando la cultura de cada comunidad.
- Establecer objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, realistas y oportunos) para ayudar a establecer metas para el cambio de comportamiento.
- Proporcionar recursos digitales para ampliar información fiable e incluso participación en grupos de apoyo entre iguales conociendo testimonios de personas que padecen o han padecido algún problema cardiovascular.