Según una encuesta llevada a cabo por el Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y Adolescencia, integrado por la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (SPI-AEP), la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), más del 95% de los pediatras admiten estar muy preocupados por el incremento de los problemas de salud mental de la población pediátrica y, el mismo porcentaje, refiere tener una formación insuficiente en esta área.
La encuesta, enviada a pediatras de todos los ámbitos asistenciales, ha sido contestada por más de 1.000 profesionales, un 60% de los cuales ejercen su labor en Atención Primaria. Los resultados al completo de este sondeo serán presentados en el 68 Congreso de AEP que se celebra estos días en Palma de Mallorca. La doctora Azucena Díez, coordinadora del Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y Adolescencia y presidenta de la SPI-AEP, asegura que “los datos recogidos confirman el enorme problema del que venimos alertando los pediatras desde el inicio de la pandemia COVID-19: la salud mental de los niños y los adolescentes se está deteriorando y, de modo especial, los adolescentes están presentando más síntomas depresivos, autolesiones y conductas suicidas”.
La situación es alarmante teniendo en cuenta los últimos datos aportados por este grupo de trabajo en el mes de abril: los casos de ansiedad y depresión y los diagnósticos de TDAH se han multiplicado por tres o cuatro desde 2019, y los comportamientos suicidas han aumentado hasta un 59%.
En la mesa de debate en la que se tratará esta problemática se plantearán algunas soluciones que, como apunta la doctora Díez, “deben abordarse de forma multidisciplinar desde todos los ámbitos asistenciales por los que pasan estos niños y adolescentes y en los que es posible prevenir y tratar: Psiquiatría, Urgencias y Atención Primaria”. Entre las soluciones que proponen, se encuentran las siguientes:
- Mejora de la formación de todos los pediatras. “Sería conveniente que todos los residentes de pediatría pasaran al menos tres meses de su rotación en servicios de atención a salud mental. De una forma u otra, estos problemas nos los encontramos en todas las áreas asistenciales y es de vital importancia reconocerlos y saber dar una respuesta adecuada”, subraya la presidenta de la SPI-AEP.
- Mejorar la coordinación entre pediatras de Atención Primaria y los equipos de salud mental integrados por enfermeras, psiquiatras y psicólogos.
- Fomentar planes preventivos a nivel autonómico como el cribado de la depresión aprobado en el País Vasco, que realizará un control de salud mental a todos los niños y niñas en la revisión de los 12 años. “Esta edad es un momento muy bueno porque es cuando se inicia la pubertad y se desencadenan muchos problemas de salud mental, sobre todo en las niñas. La depresión es, con diferencia, la patología más prevalente en las personas que han cometido un intento de suicidio; por eso iniciativas como estas son tan necesarias para ser capaces de detectar el problema a tiempo y poder tomar medidas”, apunta la doctora.
- Mejorar la comunicación, no solo de los profesionales de la salud que tratan con este tipo de pacientes, sino también de sus familias. Esto pasa por fomentar la comunicación asertiva y enseñar a los padres a hablar sin juzgar y a dar apoyo de forma incondicional. “Es importante saber preguntar y reconocer los intentos autolíticos de baja letalidad. Así como es fundamental dar la voz de alarma cuando el intento puede ser letal, también es importante saber manejar adecuadamente las autolesiones no suicidas. A veces prestamos demasiada atención a la autolesión en sí cuando el foco debería estar puesto en ese niño o niña que lógicamente está pidiendo ayuda a gritos”, explica la doctora Díez.
En cuanto a la polémica surgida en torno a si los pediatras están cualificados para prescribir medicaciones como antidepresivos y benzodiacepinas, desde la Sociedad de Psiquiatría Infantil, que apuesta por una perspectiva multidisciplinar, defienden que sí que podrían una vez hayan recibido la formación pertinente al respecto. “Sobre todo teniendo en cuenta el retraso que hay en muchas ocasiones hasta que estos niños y adolescentes son atendidos por los servicios de salud mental del Servicio Público de Salud. Estas Unidades están sobrepasadas y no siempre funcionan de forma eficaz; entre consultas puede pasar más tiempo del que debería o incluso puede ocurrir que los menores sean atendidos por psiquiatras de adultos, ya que la especialidad no existe todavía”, argumenta la doctora Díez, que participará también en una mesa de debate con la Asociación Española de Enfermería Pediátrica titulada "El valor de los Cuidados Enfermeros en la Salud Mental Infanto-juvenil en tiempos de pandemia."
El cribado neonatal ampliado en España, a debate en el 68 Congreso de la AEP
Dentro del 68 Congreso de la AEP, se celebra la 8ª Reunión Bienal de la Sociedad Española de Errores Innatos del Metabolismo, y una de sus mesas de debate se centrará en el cribado neonatal ampliado en España, evaluado desde la perspectiva de los especialistas en las enfermedades metabólicas hereditarias. Sobre ello hablará la doctora Raquel Yahyaoui, bioquímica e investigadora del Hospital Regional Universitario de Málaga y miembro de la Sociedad Española de Errores Innatos del Metabolismo (SEEIM).
Los programas de cribado neonatal tienen como objetivo identificar precozmente a aquellos recién nacidos afectados por enfermedades congénitas que se consideran raras, es decir, que son poco prevalentes en la población. Patologías que al nacimiento no se pueden detectar a simple vista y que, cuando levantan sospechas, suele ser demasiado tarde. “Detectar estas enfermedades a través de la prueba del talón y tratarlas de forma precoz previene los problemas de salud asociados a la enfermedad, la mortalidad y la discapacidad”, apunta la investigadora. Sin embargo, advierte que “en España existe una enorme variabilidad en el número de enfermedades que se criba en cada Comunidad Autónoma, lo que provoca una gran falta de equidad en el acceso y que todos los niños no tengan las mismas oportunidades de prevención”.
“Hay siete patologías en el panel común de todo el territorio español que deben cribarse obligatoriamente; a partir de ahí, cada Comunidad decide si quiere ampliar y cribar más. Ese será uno de los temas principales del debate; no entendemos que en Galicia o en Andalucía, por ejemplo, se criben todas las patologías que permite la tecnología, mientras en la Comunidad Valenciana o en el País Vasco solo se criban las mínimas que establece el Ministerio. Esos niños están en una clara desventaja”, advierte la investigadora.
Entre estas siete enfermedades incluidas en la cartera común básica del Sistema Nacional de Salud se encuentran el hipotiroidismo congénito, la fenilcetonuria -dos enfermedades que producen discapacidad mental irreversible si no se detectan y se tratan a tiempo-, la fibrosis quística o la anemia falciforme. Para la detección de la fenilcetonuria, una enfermedad de origen metabólico, existe una tecnología que permite detectar cuarenta enfermedades más, además de esta, en un solo análisis. Se llama espectometría de masas en tándem y ha supuesto una gran revolución en los programas de cribado neonatal, aunque no todas las comunidades autónomas están aprovechando la oportunidad que brinda para detectar todas las enfermedades posibles. Algo que los pediatras no
comprenden, sobre todo teniendo en cuenta que el coste económico y los recursos empleados para realizar el cribado “son prácticamente los mismos, se criben siete o cuarenta enfermedades”.
Como apunta la doctora Yahyaoui, “si cribásemos todas las enfermedades que la tecnología permite, se beneficiarían 1 de cada 1.200 niños; es decir, uno de cada 1.200 niños tiene una enfermedad metabólica que se puede detectar gracias a esta tecnología y, si no las cribas, la enfermedad se diagnosticará cuando ya haya producido problemas de salud al niño que en algunos casos son graves e irreversibles. Desde la comunidad científica queremos que se criben todas aquellas enfermedades que permite detectar la tecnología y que sabemos que pueden ser graves, que pueden manifestarse en la infancia y que son tratables. Lamentablemente, son muchas más de las que propone el Ministerio”, concluye la doctora Yahyaoui.
Por otra parte, desde los laboratorios de cribado neonatal se está haciendo un enorme esfuerzo por mejorar la precisión con la que se detectan estas enfermedades en los neonatos. No se trata solo de detectar muchas, sino también de incorporar nuevas herramientas diagnósticas para que la detección sea cada vez más precisa. Por último, el manejo terapéutico individualizado de los casos detectados por cribado en estado presintomático supone un gran reto al que se enfrentan actualmente los pediatras especialistas en errores innatos del metabolismo.