“La epidemia de diabetes y obesidad que estamos sufriendo actualmente se debe, en gran medida, a los cambios en los hábitos de vida y en la alimentación. Ambos factores, unidos a la falta de ejercicio físico, contribuyen de forma directa a esta epidemia del siglo XXI”, señala el coordinador del Grupo Diabetes y Obesidad de la SEMI, el doctor Francisco Javier Ena.
Por ello, se recomienda la dieta mediterránea como factor de prevención de enfermedades, ya que puede reducir hasta en un 40% la posibilidad de desarrollar diabetes. “La práctica de ejercicio físico y una alimentación que incluya alto consumo de pescado, frutas y verduras, junto a grasas y antioxidantes provenientes de frutos secos y de aceite de oliva virgen extra disminuyen el riesgo de padecer diabetes relacionada con la obesidad”, apunta el especialista.
El estudio PREDIMED, del cual se han extraído estos datos, es un ensayo clínico llevado a cabo en España en el que se demuestran los beneficios de la dieta mediterránea no sólo relacionada con la diabetes sino también con otras patologías. De hecho, la diabetes asociada a obesidad se relaciona también a otras enfermedades de gran repercusión en la calidad de vida de los pacientes como dolores articulares, síndrome de apnea del sueño, hipertensión arterial, infertilidad en mujeres por trastornos menstruales o depresión. Además, puede favorecer la aparición de cáncer de mama, de colon, riñón y páncreas.
Se recomienda que los pacientes con diabetes de corta duración sean tratados utilizando fármacos con bajo riesgo de hipoglucemias. Además, tal y como explica el doctor Ena, “el tratamiento óptimo de la diabetes retrasa complicaciones tales como las lesiones oculares, alteraciones en función renal o trastornos en la percepción de sensibilidad en extremidades inferiores, tales como dolor, frío o calor”.