En cambio, la inestabilidad sentimental produce preocupación y estrés, lo que supone un sobre estímulo del sistema nervioso, y puede afectar negativamente al corazón. Además, se ha demostrado que el divorcio aumenta el riesgo de infarto, especialmente en mujeres. Otro factor importante para proteger la salud del corazón es mantener la diabetes bajo control.
Esta enfermedad es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, por lo que su buen control es básico para evitar los problemas cardiovasculares, que siguen situándose como primera causa de muerte en España. La mitad de las muertes de personas con diabetes se debe a enfermedades relacionadas con el corazón y la esperanza de vida de los pacientes con diabetes con elevado riesgo cardiovascular se reduce de media en hasta doce años.
Esta es una de las conclusiones de la “Encuesta Creencias y Actitudes sobre la Diabetes”, realizada por la Alianza Boehringer Ingelheim y Lilly en Diabetes con el objetivo de conocer la percepción real sobre la enfermedad por parte de la población en general y de las personas con diabetes tipo 2. Los resultados de la encuesta ponen de manifiesto la necesidad de impulsar campañas de comunicación sobre los riesgos cardiovasculares en la diabetes tipo 2.
Proteger el corazón ante las enfermedades cardiovasculares depende en gran medida de mantener unos hábitos de vida saludables. Las recomendaciones generales son una dieta baja en grasa, sal y colesterol, no fumar y hacer ejercicio por lo menos tres veces por semana. Estas recomendaciones son especialmente importantes entre la población con diabetes, que debe llevar una dieta sana, variada y equilibrada.
La práctica de ejercicio físico regular ha demostrado mejorar el control de los niveles de azúcar, los factores de riesgo cardiovascular y el perfil lipídico, así como facilitar la pérdida de peso y aumentar el grado de bienestar. Es altamente recomendable dejar de fumar. La diabetes se ha convertido en un grave problema global que el año pasado causó la muerte de cinco millones de personas en el mundo. Uno de cada once adultos la padece, prevalencia que va en aumento y se estima que en el año 2040 será de 1 de cada 10.