Si hay algo de lo que podemos presumir es de las horas de sol de las que disfrutamos. A pesar de ello, los españoles sufrimos un déficit de vitamina D, una vitamina que el organismo produce cuando exponemos nuestra piel al sol. Según un estudio publicado por el British Journal of Nutrition, hasta un 88% de la población del planeta sufriría esta carencia. Nuestros niveles se asemejan a los del resto del mundo. A pesar de una climatología propicia, los niveles generales son semejantes o incluso inferiores a los de Europa central o Escandinavia, tal y como señala la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral. Las causas de esta carencia son diversas. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) señala factores como deficiencias en el aporte dietético, el sobreuso de protección solar durante los meses de verano o que gran parte de la población española habita por encima del paralelo 35ºN, donde la posibilidad de sintetizar vitamina D es escasa en invierno y primavera. Otro condicionante a tener en cuenta es la tendencia en las sociedades modernas a pasar más tiempo dentro de casa que al aire libre, sobre todo a medida que cumplimos años.
La vitamina D es fundamental en el desarrollo de múltiples y vitales funciones fisiológicas. Regula el metabolismo del calcio y el fósforo, contribuye al mantenimiento de huesos y dientes normales, está implicada en el buen funcionamiento del sistema inmunitario y participa en el proceso de secreción de insulina. Aunque existe cierta controversia sobre cuáles son los niveles plasmáticos óptimos de vitamina D, la mayoría de expertos están de acuerdo en señalar que hablamos de deficiencia cuando los niveles están por debajo de 20 ng/ml de 25(OH)D, insuficiencia entre 20-29 ng/ml y suficiencia a partir de 30 ng/ml.
Mayor carencia en mujeres embarazadas
Mantener unos niveles óptimos de vitamina D adquiere mayor relevancia durante el embarazo, periodo en el que aumentan los requerimientos. Se ha demostrado que existe una alta tasa de hipovitaminosis D, tanto en las madres como en los recién nacidos. Un estudio ha detectado hasta un 60% de déficit de vitamina D entre las mujeres gestantes. Los niveles plasmáticos de 25(OH)D fueron menores de 30 ng/ml en el 88,7% de las madres y el 67,1% de los
recién nacidos, menores de 20 ng/ml en el 64,4% y el 41,3%, y de menores de 10 ng/ml en el 26,8% y el 11,1%, respectivamente. Junto a estos datos, hay que considerar que, dado que del 20 al 80% de la vitamina D en recién nacidos proviene de la madre, a menos que exista una fuente externa de vitaminas, su nivel disminuye por debajo de los requerimientos mínimos durante el primer mes de vida.
Los efectos que esta carencia puede tener, tanto sobre la madre como sobre la formación y desarrollo del feto, son considerables. La hipovitaminosis D produce un aumento en la prevalencia de diabetes gestacional, hipertensión gestacional (preeclampsia) y deterioro del sistema inmunitario. En el feto, se traduce en una tasa más alta de partos prematuros (9), bajo peso y talla al nacer (10) y menor crecimiento y desarrollo fetal (11).
Ginecomplex plus, el aporte óptimo de vitamina D durante el embarazo
Ginecomplex plus, con nueva fórmula mejorada, aporta los nutrientes específicos necesarios para la madre y el crecimiento del niño durante el embarazo y la lactancia. Su composición, con omega-3 (EPA/DHA), oligoelementos (zinc, hierro, magnesio, yodo), minerales (calcio, fósforo, cobre, manganeso) y vitaminas (ácido fólico, vitaminas B1, B2, B3, B6 y B12, vitamina E y vitamina C), incluye ahora 1000 UI (25 μg) de vitamina D, mejorando así la fórmula más completa para antes y durante el embarazo.
Gracias a su alto contenido en vitamina D, permite alcanzar los niveles óptimos deseados en la mujer gestante. Se ha demostrado la total seguridad de hasta 4.000 UI de ingesta diaria de vitamina D en el embarazo.