La oficina de farmacia está lejos de ser un mero establecimiento para adquirir medicamentos que curen enfermedades o palien síntomas. Las personas se acercan a estas para conseguir algún consejo que les pueda hacer más llevadera una situación personal relacionada con la salud. Y ahora, en estos momentos, todavía más.
Niños, movimiento en estado puro
Los niños son personas que se encuentran en un periodo de crecimiento. Desde que son bebés hasta que abastan la edad adulta, observamos una gran cantidad de cambios que van configurando su ser a distintos niveles: biológico, psicológico, social... En un momento tan excepcional como este, para algunas personas puede ser difícil gestionar sus 24 horas del día a cargo de ellos. Las escuelas están cerradas hasta nuevo aviso, cosa que supone un parón en su rutina de estudios, extraescolares e incluso el ocio. Es posible que entre los clientes y pacientes hallemos en la botica adultos preocupados por sobrellevar el con namiento con los niños sin que los horarios se desmadren. ¿Qué podemos recomendar para mantener un orden? Veamos algunas pautas que nos ofrecen desde la Sociedad Española de Sueño (SES) para “poner en hora los relojes internos de los menores”:
- Tratar de mantener unas rutinas si no idénticas, muy parecidas, de los horarios de sueño, comidas, actividad física, deberes escolares y el ocio. Aun así, podemos animar a adaptar el horario del niño dentro de lo razonable dependiendo si su cronotipo es más de alondra o de búho.
- Para favorecer el contraste entre aquellas actividades nocturnas y las que se realizan por la noche, es muy importante reservar tiempo de sueño según las necesidades de cada niño el tiempo medio de cada edad es:
o De 11 y 14 horas para los niños de 1 a 2 años.
o De 10 y 13 horas para los de 3 a 5 años.
o De 9 a 12 horas para los de 6 a 12 años.
o De 8 a 10 horas para los adolescentes.
- La exposición a la luz natural durante al menos dos horas favorecerá esta diferenciación entre el día y la noche y lo que toca hacer en cada momento.
- En las primeras horas de la mañana es recomendable realizar tareas activas en las que muevan el cuerpo y la mente, como por ejemplo leer, hacer deberes o pasatiempo. Ver la televisión o mirar el teléfono móvil lo dejaremos para más adelante.
- Crear rutinas relajantes una hora antes de ir a dormir para ayudar a desconectar en un entorno con luces suaves y poco ruido. Leer un cuento es una opción fantástica.
- Recomendemos, la reducción del picoteo entre horas, así como la ingesta de bebidas excitantes.
- Subir la persiana poco antes de que los menores se despierten favorecerá que lo hagan acompañados de la luz del sol, algo natural.
- En cuanto a las siestas, es positivo que los niños más pequeños, de entre los 2 y los 4 años, mantengan su rutina. Es importante que mantengan la misma duración cada día. En cuanto a los adolescentes y los adultos, es recomendable que no supere los 30 minutos.
- Comer y cenar pronto. El almuerzo antes de las 15:00 y la cena al menos 2 horas antes de acostarse.
Cuando existen necesidades especiales
Algunos niños necesitan unas medidas un tanto diferencias del resto, ya que sus características personas se desmarcan. Es el caso de los afectos por algún trastorno del espectro autista (TEA). El Hospital Sant Joan de Déu nos arroja un poco de luz sobre esta problemática, la cual podemos dirigir a los afectados que lo necesiten:Cada persona con TEA es distinta. Habrá algunas que estén contentas de poder pasar más tiempo en su casa. Es el momento para compartir intereses comunes y rutinas con él o ella.Es primordial dosificar muy bien la información que les comunicamos sobre el aislamiento y el virus e instaurar hábitos de higiene de una manera natural. Tratemos de evitar la ansiedad que este tema puede suscitar en ellos. Los juegos y las canciones pueden ser un recurso de gran ayudar para fijar dichos hábitos de aseo.Cuando no podamos evitar que el niño con TEA tenga un momento de angustia o ansiedad, tratemos de desviar su atención hacia otros temas de su interés, cosas que le provoquen una sensación agradable. También puede hacernos servicio explicarle un cuento que le calme y explique qué está pasando.¿Qué rasgos se pueden apreciar más durante estos días?
- Problemas conductuales, ya que no entienden el por qué no pueden hacer según qué actividades o salir de casa.
- Aumento de ansiedad, conocido como desregulación emocional.
- Aumento de conductas repetitivas, derivadas por la necesidad de regularse o el simple aburrimiento.
Dicho eso, ¿Cuáles son los mejores consejos?
- Tal y como comentábamos en las pautas anteriores, los niños con TEA también necesitan seguir un horario que se transmitirá con el sistema que mejor se adapte a ellos, ya sean pictogramas o una agenda con imágenes. Si el horario que realizan es el habitual, mejor.
- Dar tiempo y permiso para las conductas de regulación emocional, que contribuyen a que se calmen. Muchas de ellas están estrechamente ligadas a la sensorialidad. A su vez, todas las tareas que impliquen movimiento también pueden ser de gran ayuda.
- Si las actividades que proponemos son variadas, mejor.
- Prioricemos hacer del aislamiento un periodo gestionable, es decir que aconsejemos algo de flexibilidad en cuanto a la inversión de tiempo en conductas repetitivas, el uso de pantallas o las tareas académicas.
¡Quiero salir! ¿Una necesidad real?
Los afectados que presenten alteraciones conductuales pueden salir a la calle con un acompañante. El Real Decreto 463/2020 habilita en sus criterios interpretativos que “del citado real decreto, habilitan a las personas con discapacidad, que tengan alteraciones conductuales, como por ejemplo personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas“. De todos modos, eso no exime a los afectados y sus acompañantes dejar de cumplir las normas.
Gente mayor y anciana
La gente de edad avanzada puede que esté más acostumbrada a estar en casa debido a la jubilación. Desde el mostrador, podemos proponerles realizar ejercicio físico o estimular su creatividad mediante diversas actividades. Estos recursos les distraerán y promoverán su salud. No obstante, se ha de tener en cuenta que hay ancianos que pueden hallarse en un proceso de deterioro cognitivo, demencia o Alzheimer. Si es posible, es positivo que su red de apoyo los mantenga informados para bajar su nivel de ansiedad y les preste ayuda con las medidas de prevención. Las instrucciones a dar serán claras, concisas y respetuosas.
Además de estas recomendaciones, los profesionales de Lundbeck nos proporcionan otros consejos dirigidos a nuestros mayores que no son menos importantes:
- La soledad que no es deseada puede mitigarse utilizando de forma recurrente teléfonos, medios audiovisuales o redes sociales.
- Recomendemos la realización de actividades diarias como leer o escribir. También se pueden aprovechar para formarse e incluso divertirse.
- La actividad física diaria y la gimnasia mental son muy beneficioso, al contrario del sedentarismo delante del televisor.
- Podemos animar a aquellos abuelos que disfrutan de un buen estado de salud a ser voluntarios de su comunidad de vecinos a hacer frente al coronavirus. De este modo también se sentirán útiles.
Alzheimer y confinamiento, un binomio complejo
Las personas que padecen Alzheimer necesitan crear rutinas nuevas para ofrecerle a la persona una estructura que le sirva de referencia. A su vez, los cuidadores contarán con una guía que evitará que puedan sentirse desbordados, explica la Dra. Nina Gramunt, neuropsicóloga y directora técnica del Área Social y Divulgación de la Fundación Pasqual Maragall.¿Qué incluir en este ajustamiento de los hábitos diarios?
- Actividades que les estimulen cognitivamente y les entretengan, como los juegos de mesa o las manualidades.
- Realizar actividad física diaria, como caminar, subir y bajar escaleras o hacer estiramientos.
- Mantenimiento de las relaciones sociales a través de llamadas telefónicas, videoconferencias o chats.
Explicar a los ancianos afectados lo que está pasando en la medida que puedan entenderlo les ayudará a reducir su confusión. Ante la duda, apostemos por la comunicación.