Givosiran, de Alnylam Pharmaceuticals, ya está disponible en España. Este innovador tratamiento, basado en la ARNi (ARN de interferencia ) se administra mediante una inyección subcutánea mensual, y va dirigida a la ácido aminolevulínico sintasa 1 (ALAS1) para el tratamiento de la Porfiria Hepática Aguda en adultos y adolescentes.
Este es el primer y único tratamiento etiológico que ha demostrado reducir los episodios agudos, reducir el dolor crónico y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Porfiria Hepática Aguda (PHA).
“La aprobación de givosiran, fármaco que emplea ARNi como mecanismo de acción, marca un hecho histórico para pacientes y familiares que conviven con esta enfermedad, ya que ha demostrado, en ensayo clínico controlado, tanto reducir los episodios agudos, como el dolor crónico. Hasta ahora no había ningún medicamento con estos resultados clínicos /con estos datos de eficacia” destaca Sergio Bullón, director General de Alnylam.
La Porfiria Hepática Aguda: una enfermedad de difícil diagnóstico
La porfiria hepática aguda (PHA) hace referencia a una familia de enfermedades genéticas raras, con una prevalencia de 6,3 pacientes por millón en España (unos 300 casos).
La dificultad en su diagnóstico reside en que los síntomas son muy variables: en ocasiones se producen episodios agudos debilitantes que pueden cursar con dolor abdominal intenso, náuseas, convulsiones, confusión, ansiedad, debilidad, orina rojiza, y en algunos subtipos pueden aparecer lesiones cutáneas. Estos episodios pueden ser potencialmente mortales, debido a la posibilidad de que se produzca parálisis y paro cardíaco. Además, muchos pacientes también sufren síntomas crónicos, como dolor, que continúan presentes en el periodo entre episodios.
Los síntomas se pueden parecer a los de otras patologías comunes como el síndrome del intestino irritable, la apendicitis, la fibromialgia o la endometriosis. Debido a esto, los pacientes pueden recibir un diagnóstico erróneo o permanecer sin diagnóstico durante años. Si no se diagnostica a tiempo, puede producir secuelas neurológicas, hipertensión o enfermedad renal crónica.
“El miedo de no saber cuándo sucederán los episodios agudos, unido a los síntomas crónicos, condiciona el día a día de los pacientes, tanto en el aspecto laboral como en el social. El contar con un nuevo tratamiento sin duda cambiará totalmente la vida de los pacientes con porfiria hepática aguda” asegura Fide Mirón, presidenta de la Asociación Española de Porfiria (AEP). “Esta aprobación es muy importante para todos los pacientes, podrán ver aumentada tanto su calidad de vida como sus opciones de desarrollarse en el plano profesional y en el personal. Deseosa de que avances tan importantes como este también lleguen para los pacientes con porfirias eritropoyéticas” concluye.
Se estima que un 25% de los enfermos de PHA aún no han sido diagnosticados o se encuentran bajo falsos diagnósticos.
La PHA consta de cuatro subtipos: Porfiria aguda intermitente (PAI) Coproporfiria hereditaria (CPH) Porfiria variegata (PV) Porfiria por deficiencia de ALAD (PDA). La PAI es la más frecuente de las cuatro, y se da la circunstancia de que la Vega Alta del Segura (comarca de Murcia que incluye los municipios de Cieza, Blanca y Abarán) es una zona endémica de PAI, ya que casi triplica la prevalencia de España y Europa, convirtiéndose así en uno de los cinco lugares del mundo donde se registra un mayor número de casos.
“Las PHAs son enfermedades genéticas hereditarias y crónicas, que persisten durante toda la vida, ocasionando episodios agudos recurrentes y/o sintomatología crónica ”explica la doctora Encarna Guillén, Jefa de Sección de Genética Médica del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca y miembro del Grupo Español para el Estudios de las Porfirias (GEEP). “Los episodios agudos pueden desencadenarse por cambios hormonales, como en determinados momentos del ciclo menstrual o en el embarazo; por la disminución de la ingesta calórica ya sea por ayuno, dietas o a causa de alguna enfermedad, por la toma de algunos fármacos, por estrés o incluso por el consumo de alcohol o tabaco. En las porfirias con manifestaciones cutáneas, el desencadenante es la luz solar y aparecen lesiones en las zonas expuestas al sol. Podemos disminuir el número de episodios evitando los factores precipitantes conocidos y por ello es importante su diagnóstico precoz” señala la doctora. “Este nuevo tratamiento mejorará la calidad de vida de los pacientes que conviven con estas enfermedades generalmente consideradas ultrarraras” concluye.
El origen de la PHA: en los genes
La PHA se debe a la existencia de un defecto genético que produce una deficiencia en una de las enzimas que participa en la síntesis del grupo hemo, que se produce en el hígado. El grupo hemo es importante para la eliminación de toxinas e interviene en otros procesos enzimáticos, además de ser necesario para que nuestro hígado funcione correctamente.
En el hígado, la vía del grupo hemo está controlada por una enzima llamada ALAS1. Cuando la actividad de ALAS1 aumenta, la enzima que no funciona correctamente no puede mantener el ritmo. Esto origina una acumulación en el hígado de toxinas llamadas ácido aminolevulínico (ALA) y porfobilinógeno (PBG), que se liberan a todo el cuerpo. ALA y PBG son neurotóxicos, perjudiciales para las células nerviosas, y se asocian a los ataques agudos y a los síntomas crónicos característicos de la PHA.
La PHA afecta a personas de todas las razas, de ambos géneros y de todas las edades, pero la mayoría de los casos ocurren en mujeres (representan el 83% de los casos) entre la segunda y la cuarta década de la vida. No todas las personas que tienen una mutación genética de la PHA desarrollarán síntomas.