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Una dieta rica en grasas no es suficiente para provocar la enfermedad del hígado graso a corto plazo. Ahora bien, si esta dieta se combina con el consumo de bebidas edulcoradas con fructosa líquida, se acelera la acumulación de grasas en el hígado y aparece un cuadro de hipertrigliceridemia, un factor de riesgo cardiovascular. Así se desprende de un estudio en un modelo experimental de rata publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research y dirigido por el catedrático Juan Carlos Laguna, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, el Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN).